LAS BICLICLETAS SON PARA EL VERANO

 


Aprovechando la celebración del centenario del nacimiento de Fernando Fernán Gómez, hemos traído al cineclub Las bicicletas son para el verano, con una doble sesión de peli+libro. 

Las bicicletas son para el verano se estrenó en 1984 a cargo del director Jaime Chávarri. Se basa es la obra teatral de Fernán Gómez publicada en 1977 y estrenada en 1982, con un éxito abrumador. Para su adaptación al cine se decidió cambiar a todo el casting excepto a Agustín González. El argumento de la obra es muy sencillo: la vida cotidiana de una familia y de sus vecinos desde los días previos a la Guerra Civil hasta poco después de su fin.

En general la película nos ha gustado. Es una historia muy cruda contada de forma muy tierna con diálogos chispeantes e inteligentes y sin caer en el melodrama. Sin embargo, nos parece que se queda un poco tibia en cuanto a la crítica y esto tiene que ver con el intento de mantener el tono de la obra, como explicaremos más adelante.

Las interpretaciones en general son bastante buenas, especialmente la de Agustín González en el papel del padre, que es un personaje muy bien construido y con un sentido del humor que pocos actores habrían sabido reflejar.

La interpretación de Gabino Diego, que tenía 19 años y debutaba en el cine, a pesar de tener un físico perfecto para el papel de Luis, no nos convence. De hecho, no recibió buenas críticas en su momento y Gabino estuvo a punto de dejar la interpretación. Es una lástima, porque el personaje es muy importante dentro de la historia. 

Victoria Abril tampoco acaba de encajarnos. Está guapísima, eso es indudable, pero parece que no da en el clavo con los matices. Nos parece que le falta complejidad y que no está a la altura del nivel interpretativo del resto de actores.

El comienzo de la película en el que Luis y su amigo hablan sobre cine bélico y comentan, casi lamentándolo, que en el lugar donde están una guerra sería imposible es especialmente trágico por el hecho de que como espectadores sabemos lo que los personajes van a sufrir en muy poco tiempo. Esa idea de que lo imposible se vuelve posible está especialmente vigente en nuestros días.

SOBRE LA ADAPTACIÓN



La obra de teatro se basa, al parecer, en las vivencias y recuerdos del propio autor. Se articula en dos partes, organizadas en cuadros, que abarcan los tres años de la guerra. Casi todas las escenas transcurren en interiores. La película mantiene gran parte de los diálogos, pero nos da la sensación de que en cierta manera pierden parte de su fuerza, parte de su verdad. Hemos intentado analizar por qué.

En la obra de teatro el foco se centra en la vida de los integrantes de esta familia, en sus pequeños problemas, como el suspenso de Física de Luisito, las aspiraciones de Manolita, la relación con los vecinos... Todo esto se ve truncado por la Guerra Civil. En la obra los sucesos históricos son el telón de fondo, sobre el que se desarrolla el drama íntimo de los personajes.

La película saca a los personajes fuera de las paredes del edificio y la ciudad de Madrid se convierte en protagonista. Los cuadros de la obra se fragmentan en varias localizaciones emblemáticas de la ciudad. Hay un importante trabajo de montaje y de diseño de producción, que hace que la película no sea una obra de teatro filmada. Sin embargo, mientras que somos testigos de la transformación un Madrid luminoso a un Madrid devastado, la película fracasa a la hora de mostrar las penurias de la familia. La obra no es melodramática en sus diálogos, pero, como lectores, imaginamos la depauperación de los personajes. En la película mostrar esto habría significado sacrificar el tono original. Oímos a los personajes hablar del hambre, pero no lo vemos en su aspecto. En la obra nos lo imaginamos y funciona mejor.

Por otra parte, la película sustituye algunos diálogos por metáforas visuales, como el inicio con Luis jugando a la guerra, elimina algunos hilos argumentales secundarios, como la historia del hijo de la vecina y la prostituta o  el bombardeo de pan, y pasa por encima de algunas cuestiones muy importantes, como las consecuencias de la derogación de las leyes republicanas en la vida de los personajes. Aquí es donde vemos que podría haber sido un pelín más crítica.

La película, como la obra, es circular y ese arranque donde lo imposible se convierte en posible es terrible. Al final no llega la paz, llega la victoria que también es terrible.

Fernando Fernán Gómez no quedó del todo satisfecho con la adaptación porque “entre Matas y yo habíamos quitado a la película todo lo que tenía de anarquismo, le dije que no era cierto, que la escena de Emilio, la principal, estaba íntegra y tal como era la obra, y lo que se había quitado era por duración. Se quedó convencido, y empezó a hablar maravillas, y además, es una de las película que más dinero ha dado en el cine español”, según cuenta la productora Marisol Carnicero.


PERSONAJES Y ESCENAS FAVORITAS



El personaje que más nos ha gustado es el de don Luis, el padre, interpretado magistralmente por Agustín González. Tiene las líneas más ingeniosas y muestra una gran hondura, humanidad y amor por las personas que le rodean. Nos ha parecido especialmente moderna la complicidad que tiene con su hija, Manolita.

Los secundarios también tienen muchos matices y le dan profundidad al relato. Son todos muy peculiares (por momentos recuerdan a las viñetas de 13, Rue del Percebe). Especialmente destacamos al vecino pretendiente de Manolita, aunque a algunos nos parece que está demasiado caricaturizado y la anciana vecina que se divorcia del marido republicano por incompatibilidad de caracteres y que refleja las contradicciones que todos al final tenemos.

Además del final, que es desgarrador con esa despedida entre padre e hijo, la escena de las lentejas es una de nuestras preferidas, aunque cara de hambre no tenía ninguno, como muestran las fotos reales de la posguerra, en la que parecen cadáveres andantes.

Las bicicletas son para el verano es un trozo de nuestra historia sin ningún tipo de maniqueísmo. De visionado obligado para entender lo que se sufrió porque algunos se creían en la posesión de la verdad.

OBRAS RELACIONADAS

Hemos seleccionado algunas películas que mencionamos durante nuestra charla y que tienen como tema común el impacto de la guerra en la vida cotidiana del pueblo.

Además del documental La silla de Fernando.

Uno de los participantes nos recomienda el relato El desertor de José María Merino.

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